Don Juan de las Rosas Oliveros, nacido en Yerbas Buenas el 7 de octubre de 1859, hijo de José Santos Oliveros y María del Rosario Ávila. Casado con doña Margarita Lara Alfaro. Reconocido vecino de la comuna histórica por pertenecer a la generación de los héroes de la Guerra del Pacífico.

El oficial Oliveros Ávila participó en las Campañas de Miraflores, Chorrillos y en la entrada a Lima en 1879, también en las del Pueblo Nuevo y Pueblo Viejo de Cañete en el interior del Perú.

"Cuando su regimiento se encontraba en el Perú, fue comisionado para acompañar a Chile al Coronel Enrique Camilo Baeza, con quien llegó hasta Linares en la búsqueda de contingente de reemplazo, enganchando de forma decidida y plena de patriotismo, entre otros, a su hermano Bernardino, y a sus amigos Esteban Roco, Adolfo Andrade, Horacio Sepúlveda, Tomas Muñoz y Víctor Cifuentes, quienes junto a él, volvieron sin novedad…", así versaban los discursos en el homenaje póstumo al héroe local de la Guerra del Pacífico, rescatado del olvido en el cementerio de la comuna.

Don Juan de las Rosas Oliveros es parte de un gran número de humildes campesinos que durante la Guerra fueron enrolados y partieron al norte de Chile. Algunos voluntariamente, dada las condiciones iniciales que ofrecía el enrolamiento: prendas de vestir, zapatos, un arma y un escueto salario, tanto para soldados como para oficiales; otros como una forma de arrancar del abuso patronal de la época, que no es el caso de nuestro personaje, ya que hay evidencias que hablan de su participación voluntaria y entusiasta, así como la aprobación del patrón del fundo donde ejercía sus labores.

No es menester del presente texto realizar una investigación acerca de la Guerra del Pacífico, sino más bien situar en este contexto histórico la figura de don Juan de las Rosas Oliveros, quien es relevado en la galería fotográfica de personajes que aportaron a la historia yerbabuenina en la exhibición permanente de nuestro Museo.

De Yerbas Buenas a Lima, don Juan y los veteranos del 79 combatieron con aguerrida valentía y honor, regresando con cicatrices de guerra, mutilados algunos, muchos olvidados y otros, como nuestro coterráneo, recibidos como verdaderos héroes. Y en esta calidad participó don Juan de las Rosas de todo evento cívico-militar al que fue invitado, en primera fila, junto a las autoridades y vistiendo orgulloso su uniforme militar.

Muchos veteranos fueron cumpliendo su ciclo de vida en diversas condiciones, ya que los beneficios eran distribuidos de manera desigual y de acuerdo al orden jerárquico. De lo anterior hay muchas investigaciones que hablan del llamado "pago de Chile" a estos valientes. Precisamente Carlos Mendez Notari (2009), en su libro sobre el tema, evidencia las distintas posturas de investigaciones sobre las consecuencias de esta guerra, manifestando que efectivamente hubo muchos veteranos que a su regreso fueron marginados y postergados, así como otros fueron reinsertados con "…apoyo de la República en sus labores anteriores."

Para el caso de nuestro Veterano de Guerra fue más bien un reconocimiento permanente de su comunidad, quienes para perpetuar su memoria en el momento de su deceso, lo sepultaron con honores. Así lo confirman los medios locales que despliegan su mejor cobertura para dicho evento: "Subteniente don Juan de las Rosas Oliveros A. Veterano del 79 falleció en Y. Buenas."; "Imponentes resultaron los funerales del Veterano del 79, D. Juan Oliveros"; "El campo santo de Yerbas Buenas Guarda los restos del Veterano de la Guerra del 79, Subteniente don Juan de las Rosas Oliveros Ávila".

María Elba Gálvez Moreno, ex Directora de nuestro Museo, en su libro "Yerbas Buenas: Un encuentro con nuestra historia", describe cómo fue su funeral:

"Sus funerales se realizaron con todos los honores correspondientes: La misa se ofició en la Parroquia Santa Cruz de Yerbas Buenas. Los cabos que estaban haciendo curso en la Escuela de Artillería de Linares en ese entonces, montaron guardia permanente en la capilla levantada en su casa habitación del Ilustre fallecido, ubicada frente a la Municipalidad. Al acto religioso y funerales asistieron autoridades civiles, militares, carabineros, eclesiásticos y miles de personas que quisieron rendir así, el justo y merecido homenaje a una figura de la patria y venerada por todos.

El cortejo fue formado por la banda instrumental de la Escuela de Artillería, el abanderado con sus escoltas, para seguir con dos baterías de la misma institución, la cureña portando los históricos restos del venerable anciano, cuya urna era cubierta por el pabellón patrio y sobre ella, el uniforme completo que usara en vida. Luego, lo acompañaban los familiares suyos, en continuación iban las carrozas con flores, después los autos de las autoridades, amigos y particulares y cuanta clase de vehículos existentes en esa época, para el transporte de pasajeros (góndolas, camiones, coches, carretelas, etc.). Finalmente lo hacían una gran cantidad de huasos montados, quienes cerraban el Cortejo.

En el cementerio hicieron uso de la palabra del Teniente Mario Heberlet en nombre del Ejército de Chile, el regidor Alfonso Astete Díaz en nombre de la Ilustre Municipalidad, y Juan Maureira Maureira por los Jubilados de las Fuerzas Armadas de Linares. Despidieron al extinto sus familiares y el Director de la Escuela de Artillería, Coronel Marcos López Larraín.Otra nota que emocionó en esa ocasión, fue la que tras la cureña, guiada por el soldado 1° Vicente Rebolledo González, iba la yegua "Quilina" de color blanco ensillada, simbolizando a la que sirvió en las campañas del 79 al Subteniente Juan de las Rosas Oliveros."

Tan significativos honores en vida y los reconocimientos en sus funerales, pareciera que no bastaron porque en algún momento este héroe local estuvo a poco de pasar al olvido, situación que no aconteció gracias a las gestiones de un ciudadano amante de la historia de Chile, quien logra llamar la atención de las autoridades y de otros ciudadanos. Nos referimos a don Abel Alfonso Diaz Gajardo, 72 años, nacido en Puipuyen, quién descubre el deteriorado estado de la cripta donde estaban los restos del Veterano de Guerra, y decide embarcarse en la titánica tarea de devolver el valor histórico a la figura de don Juan de las Rosas Oliveros.

Don Abel recuerda que en el fundo en el que vivía, su padre era el maestro encargado de mantener y reparar la maquinaria agrícola, bancos aserraderos, todo lo que estaba relacionado con construcción, además de operar el generador de energía a petróleo que surtía de energía al fundo. En la década de 1950 la energía eléctrica comienza a ser una realidad en la comuna, y con ella los primeros artefactos eléctricos "…mi papá compró una radio RCA Víctor y escuchábamos la programación en la radio" recuerda don Abel, "…escuchábamos en los años 50 por ahí, lo que se llamaba el Radioteatro de la Historia, cuyo autor era don Jorge Inostroza, que nació en Iquique. Escuchábamos eso y aprendimos lo que sucedió en la Guerra del Pacífico. Entonces llegaba el abuelo materno a la casa a escuchar la programación, era la radio cooperativa, y ahí nos hablaba de Don Juan de la Rosa Oliveros, nos decía que en Yerbas Buenas había un caballero que había participado en la Guerra del Pacífico, y que vestía su uniforme cada vez que era invitado a los actos, por ejemplo para las fiestas patrias, era invitado no sólo en Yerbas Buenas sino también en Linares, se sentaba junto a las autoridades vistiendo su uniforme. Eso quedó marcado en mis recuerdos."

Don Abel también recuerda que, con los años, en la escuela le fueron reforzando esa parte de la Historia de Chile, sin embargo es otro el hecho decisivo en su vida que lo lleva a profundizar en esta parte de la historia del periodo que comprende la Guerra del Pacífico "… después con los años comencé a trabajar en camiones y pude recorrer gran parte del norte, el desierto, y ahí me imaginaba el sufrimiento que pasaron nuestros veteranos de la guerra y ahí comenzó mi interés por recopilar antecedentes de donde estaba este veterano de la Guerra del Pacífico, me costó mucho, hacía varios años que tenía esa inquietud".

En este contexto nace lo que se transformaría en una pasión para don Abel, la Historia de Chile, específicamente la Guerra del Pacífico. Y en ese transitar investigativo, se encontró con un lamentable hecho, la sepultura donde estaban los restos del Veterano de la Guerra estaba en total abandono y franco deterioro. Después de tantos honores y reconocimientos, muy merecidos por lo demás, había sido olvidado.

Fue así que buscando ayuda y compromiso por parte de las autoridades locales se logró dar nueva sepultura a los restos de don Juan de las Rosas Oliveros, con un acto de reconocimiento ciudadano, además de un memorial en la plaza de la Recova de la comuna histórica. Un justo reconocimiento a él y a todos los veteranos de guerra que brindó nuestro querido Yerbas Buenas.

Bibliografía.
Gálvez Moreno, María Elba. "Yerbas Buenas: Un encuentro con nuestra historia". 2000.
Mendez Notari, Carlos. "Héroes del silencio: los veteranos de la Guerra del Pacífico (1884-1924)". 2004.
Sagredo, Rafael y Gazmuri, Cristian. "Historia de la Vida Privada en Chile. Tomo II: El Chile moderno de 1849 a 1925". Taurus-Aguilar chilena ediciones. Santiago, 2006.

Webgrafía

Noticia de la Municipalidad de Yerbas Buenas, Cultura, 2015.

http://www.muniyerbasbuenas.cl/web/en-yerbas-buenas-se-rindio-homenaje-…

Noticia Diario el Heraldo, Linares, 2015.

http://www.diarioelheraldo.cl/noticia/yerbas-buenas-rinde-homenaje-post…